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Bursitis infecciosa (IBD, Gumboro)

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Bursitis infecciosa (IBD, Gumboro)

 

IBD, ENFERMEDAD INFECCIOSA DE LA BOLSA

 

ETIOLOGÍA:

Virus ARN de doble cadena, pertenece al género Avibirnavirus de la familia Birnaviridae, muy resistente en el medio ambiente. Se identifican dos serotipos; al Serotipo 1 pertenecen las cepas que causan enfermedad en los pollos, las cepas del Serotipo 2 son apatógenas.

 

TRANSMISIÓN: 

  • Directa: a través de los excrementos.

     
  • Indirecta: a través de fómites, personal e insectos como Alphitobius diaperinus.

 

SIGNOS CLÍNICOS: 

Diarreas, erizamiento de la pluma, shock séptico, depresión, postración y palidez de crestas. Aparecen procesos secundarios debido a la inmunosupresión: menor respuesta a las vacunas, mayor incidencia de coccidiosis y otros procesos patológicos. Es posible realizar un diagnóstico presuntivo basándose en la aparición de síntomas como: abatimiento, diarreas blanquecinas, plumas erizadas y lesiones como hemorragias musculares, edema, hemorragias o atrofia bursal.

 

LESIONES:

Bolsas aumentadas de tamaño y edematosas con contenido gelatinoso y hemorrágicas, que con el paso del tiempo se tornan atróficas. Hemorragias en muslos y pechugas. Alteraciones renales: inflamación y acúmulo de uratos. Mediante un análisis histológico del tejido bursal se puede estimar el grado de virulencia del virus y su capacidad de depleción linfocitaria.

 

DIAGNÓSTICO: 

  • Identificación del agente causal: aislamiento, RT-PCR, RFLP.

     
  • Serología: ELISA.

 

TRATAMIENTO, PREVENCIÓN y CONTROL:

No existe un tratamiento eficaz contra la enfermedad, aunque, se puede ayudar al ave con sintomáticos para controlar los agentes secundarios y los efectos de la inmunosupresión.



Para la prevención, uno de los pilares fundamentales es la vacunación de las reproductoras con vacunas inactivadas, para proporcionar una buena inmunidad pasiva a la descendencia. Los pollitos deberán vacunarse con vacunas vivas en el momento en que los niveles de inmunidad maternal sean adecuados para que la vacuna no se neutralice.



Además, y no menos importante, es fundamental asegurar buenos niveles de bioseguridad, desinfección y desinsectación, así como evitar los sistemas de multiedad para reducir la incidencia de la enfermedad.